martes, 14 de abril de 2009

Debut y despedida

Para darme la bienvenida a la ciudad un amigo decidió organizar en su casa una pequeña reunión con sus compañeros de facultad, a quienes había conocido en mi primera visita al país. Fue un encuentro bastante ameno en el que me hicieron sentir como en casa, como si estuviese rodeada de todos mis panas, tan en casa me sentí que comencé a salir con uno de los amigos de mi amigo, a quien llamaremos Maximiliano.

Maxi, es un chico bastante amable, que en pocos segundos logró captar mi atención y me convenció de empezar una especie de relación con él. Desde un principio las cosas estuvieron bastante claras, le expliqué que no buscaba una relación seria - no buscaba una relación- que la pasaba bien con él, pero la palabra noviazgo no estaba entre mis planes, quería algo light y la única condición puesta por los dos fue contrato de exclusividad.

Los primeros días de no relación la pasamos muy bien, salimos, comimos, reímos; en fin nos divertíamos. Mi preocupación empezó cuando me invitó a cenar a su casa, él se encargaría de preparar la comida y su madre y yo sólo nos encargaríamos de comer, justo esas dos cosas me preocupaban. La primera era tener que mentir de frente si la comida que me había preparado me parecía incomible y la segunda era ese encuentro con su madre, en un principio me resistí a ir, pero eran tantas las ganas de comer comida casera que accedí.

La cena se desarrolló en completa calma, la madre de Maxi resultó ser una persona increíble, atenta, muy educada y tan conversadora como yo, lo que generó que nos lleváramos bien. En cuanto a la comida, debo aceptar que es lo mejor que comí desde mi llegada a Buenos Aires, tenía justo el sabor que soñaba y además me sentí en una verdadera cena familiar. Lo único que no resultó tan bien fue la no relación con Maxi, pero ¿Qué le vamos a hacer?

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