martes, 14 de abril de 2009

I'll be back...I'm back

Mi ex novio, Fernando, ese rosarino del que me enamoré perdidamente hace casi tres años regresó a mi vida, mejor dicho nunca se fue, pero esta vez su presencia es mucho más fuerte, la siento y la huelo cada vez que salgo de mi departamento.

Terminamos hace un año, pero nunca dejamos de hablarnos por msn, enviarnos mensajes de texto o hacer algo para que el otro supiera que aún estábamos vivos. Estando en Venezuela me sentía en completo dominio de la situación, pues sabía que era imposible encontrarlo en algún sitio y a pesar de que estuvo en Caracas unas veces, las calles de esa ciudad me recordaban otras cosas además de él, pero cada centímetro de Buenos Aires me evoca a Fernando, es imposible no pensar en él aunque sea un segundo.

Cuando me vine sabía que esta ciudad me recordaría mucho a él, pues aquí nos vimos por primera vez y todo lo que hoy veo de manera cotidiana, fue con él que las vi por primera vez. Es una sensación extraña, estoy acá pensando en que me falta algo, algo para hacer que esta ciudad imperfecta cuaje perfectamente en mí y ese algo eres tú: Fernando.

Debut y despedida

Para darme la bienvenida a la ciudad un amigo decidió organizar en su casa una pequeña reunión con sus compañeros de facultad, a quienes había conocido en mi primera visita al país. Fue un encuentro bastante ameno en el que me hicieron sentir como en casa, como si estuviese rodeada de todos mis panas, tan en casa me sentí que comencé a salir con uno de los amigos de mi amigo, a quien llamaremos Maximiliano.

Maxi, es un chico bastante amable, que en pocos segundos logró captar mi atención y me convenció de empezar una especie de relación con él. Desde un principio las cosas estuvieron bastante claras, le expliqué que no buscaba una relación seria - no buscaba una relación- que la pasaba bien con él, pero la palabra noviazgo no estaba entre mis planes, quería algo light y la única condición puesta por los dos fue contrato de exclusividad.

Los primeros días de no relación la pasamos muy bien, salimos, comimos, reímos; en fin nos divertíamos. Mi preocupación empezó cuando me invitó a cenar a su casa, él se encargaría de preparar la comida y su madre y yo sólo nos encargaríamos de comer, justo esas dos cosas me preocupaban. La primera era tener que mentir de frente si la comida que me había preparado me parecía incomible y la segunda era ese encuentro con su madre, en un principio me resistí a ir, pero eran tantas las ganas de comer comida casera que accedí.

La cena se desarrolló en completa calma, la madre de Maxi resultó ser una persona increíble, atenta, muy educada y tan conversadora como yo, lo que generó que nos lleváramos bien. En cuanto a la comida, debo aceptar que es lo mejor que comí desde mi llegada a Buenos Aires, tenía justo el sabor que soñaba y además me sentí en una verdadera cena familiar. Lo único que no resultó tan bien fue la no relación con Maxi, pero ¿Qué le vamos a hacer?

lunes, 16 de marzo de 2009

Diccionario argento-veneco

Siempre supe que cada localidad tiene expresiones muy particulares, pero jamás pensé que entre Argentina y Venezuela la diferencia idiomática fuese tanta. Desde que llegué me he dado a la tarea de traducir todos los términos y expresiones argentinas que me llaman la atención. Acá les dejo mi pequeño compilado.

Pancho = Perro caliente

Paty = Hamburguesa (es una marca que se hizo tan popular que ahora todas las hamburguesas se llaman Paty)

Quilombo = Peo, problema, barullo. Ej. Se armó un quilombo.

Laburo = Trabajo. Ej. Voy al laburo.

Sorbete = Pitillo

Copado = Pana. Ej. Ese pibe es copado.

Mina = Chica, mujer.

Bondi/Colectivo = Camionetica, autobús.

Remis = es lo mismo que un taxi, pero no cobra por tiempo sino por kilómetros recorridos.

Poroto = Caraota.

Pochoclo = Cotufas, palomitas de maíz.

Cortado = es un café con leche con más café que leche. Si lo quieres grande debes decir Un cortado doble.

Lágrima = es el equivalente venezolano al teterito, aquel café con mucha leche.

Sanatorio = Clínica.

Prepaga/Obra social = Seguro. Ej. Medicina prepaga.

Boliche = Discoteca.

Bar = a diferencia de Caracas, es un lugar en el que te puedes sentar a tomarte un café, comer. Se vende más que alcohol.

Expensas = Condominio. Ej. Debo pagar las expensas.

Campera = Chaqueta.


En Buenos Aires factura es más que el papel que uno recibe después de hacer una compra. Las facturas son como unos pequeños croissant que se comen en el desayuno.

Además, encontré que el porteño corta las palabras. En Buenos Aires se tiene depa, se va a la facu y se toma el subte.

  

miércoles, 18 de febrero de 2009

Un precio ¿Justo?

Un día cansada de aquel anuncio espantoso pegado en el parabrisas trasero de mi carro, metí mi orgullo en una bolsa y decidí hacer un anuncio en los clasificados del periódico local. Llegué a la receptoría de avisos, un lugar impecable en el que me atendieron como a una reina. Después de llenar casi un centenar de formularios, hacer declaraciones juradas y cualquier otro papel que se les ocurrió, llegamos a la parte en la que me piden escriba con letra legible las palabras textuales que contendrá el mencionado anuncio, escribí algo así. "Por motivo de viaje vendo Ford Ka violeta, asegurado, única dueña, jamás chocado, precio 34000 BsF". Mi trabajo estaba listo, sólo tenía que esperar al otro día para que el anuncio saliera y recibir atenta las llamadas de los compradores.

Para corroborar que el aviso se hubiese publicado tal cual había especificado, compré el periódico y lo encontré, en efecto lo habían publicado, pero con un pequeño defecto. Asumo que las transcriptoras decidieron que 34000 BsF por un Ka era muy poca plata y decidieron aumentar 50000 BsF, por lo que mi carro pasó a costar 84000 BsF, este pequeño error de transcripción me costó unas diez horas de mi tiempo para explicarle a quienes llamaban que había sido un error y que el precio era otro, demás está decir que más de uno se murió de la risa, me llamaron para preguntarme si estaba loca, si consumía drogas, si el carro era del 2015 y un millón de cosas más. Otra vez, debía empezar de cero y no iba a vender mi carro a tiempo, eso fue lo que pensé.

En medio de la rabia por la ineptitud de las transcriptores de ese periódico y de la impotencia, recibí un mensaje de texto que decía "¿Son 84 o 34?" En seguida llamé para corregir el error de imprenta y concerté una cita con quien 24 horas después se convertiría en el nuevo dueño de la berenjena.