jueves, 25 de diciembre de 2008

¿Y si me lo regalas?

Cuando empecé con la venta del carro me puse como propósito que el posible comprador tenga las cualidades mínimas para mantener en buen estado a La Berenjena. He recibido más de 20 llamadas de posibles compradores y sólo me reunido con aquéllos que siento, por alguna extraña razón, que llenan el perfil. Sí, hay un perfil.

El martes mientras salía del aeropuerto, sentí que alguien golpeaba el parabrisas trasero de mi carro, mi primera reacción fue asustarme, porque en este país en cualquier parte te pueden asaltar, incluso a tres centímetros de un módulo policial. Para mi sorpresa quien golepeaba con tanta desesperación era un muchacho desesperado porque le había llamado la atención el anuncio de "Me vendo". Allí, mal parados en el estacionamiento de la terminal aérea acordamos el precio y el negocio estaba listo, pero como el carro era para su novia, él quería que ella lo viera para estar más que seguro. La cita quedó pautada para las cuatro de la tarde de ese mismo día.

El encuentro se dió en una concurrida estación de servicio, repito todo el mundo está loco con la inseguridad y no se puede confiar en nadie, así que hay que reunirse en lugares muy transitados para que por lo menos haya testigos y se pueda establecer el perfil del homicida.

Me bajé de La Berenjena y ahí estaban los dos. Lo vi a él y la vi a ella, una muchacha con un terrible gusto para la ropa, una cara espentosa y una manera de hablar que me hizo creer que en cualquier momento sacaría un metralleta para llevarse mi carrito.

 Luego de la primera impresión, comencé el típico discurso de vendedor de Herba Life,"es un carro que está en muy buenas condiciones. Lo vendo porque me voy del país. Mira el motor, la tapicería está nueva, tiene una póliza de seguro..." A cada tanto ella me interrumpía para hacer algunas preguntas cuyas respuestas estaban en el discurso que estaba dando.

Evaluaron el carro, ella se montó para dar una vuelta y probarlo, quedó enamorada. Me decía que sí, que le encantaba. Mientras tanto yo pensaba "¿Cómo no te va a gustar si jamás en tu vida has manejado un carro potencialmente tuyo? Si con esa cara de hampona que tienes lo más cercano a un carro que has visto son las patrullas nuevas de la policía de la ciudad". Así llegamos al momento de la verdad, cuándo y cómo vamos a hacer el negocio. 

En vista que era 23 de diciembre y que el 24 en este país no trabaja nadie, nadie. No trabaja ni la policía, ni los tribunales, ni la jefatura, ni la prefectura, ni la notaría; decidimos que nos reuniríamos este viernes 26 para concretar la transacción. 

Todo estaba cuadrado y listo, hasta que a eso de las nueve de la noche de ese martes recibí una llamada del muchacho, diciéndome que su novia de verdad quería el carro, pero que estaba dudando del precio, a lo que le respondí "Mira, ya habíamos acordado el monto a pagar y no te voy a bajar el precio, porque estoy vendiendo el carro, no regalándolo por navidad". Él insistía diciendo, "pero como tú te vas del país, ¿No crees que puedas rebajarlo? De verdad a ella le gustó mucho, mucho, pero es que tú sabes cómo están las cosas". Yo, ya un poco molesta por su falta de palabra y de seriedad empecé a cambiar el tono de mi voz y le dije "No voy a bajar el precio, porque tú sabes que el carro lo vale. Te repito, no lo estoy regalando, es una venta. Una negociación en la que ambas partes deben quedar satisfechas". Él con voz de muchacho incocente que sólo quiere cumplir el sueño de su noviecita de tener su primer carro me decía " Anda vale, déjalo en 30 mil, son sólo dos mil menos. De verdad a mi novia le gustó". Ahí exploté y le dije "Mira, si tu novia quiere poner su culo en este carro tienes que pagar los 32 mil, sino anda a una chivera y compras las partes por separado y lo van armando como un rompe-cabeza, pero este carro se vende en 32 y punto"


jueves, 18 de diciembre de 2008

Se lo diré a tu mamá

Cuando me di cuenta que Carmelo no era un romántico empedernido sino un psicótico no medicado empecé a marcar distancia de él. Cada vez que me llamaba me hacía la ocupada, nunca podía. Casualmente tenía un parcial complicadísimo con un profesor CDM y no podía darme el lujo de salir a comer o cualquier cosa con él, pero Carmelo siempre encontraba una solución y terminaba por aparecerse en mi casa con tres pizzas gigantes, dos kilos de café, tres coca cola familiares y un cartón de cigarros. Todo para que mis amigas y yo tuviésemos todo a la mano y estudiáramos tranquilas. Así que a pesar de no tener ningún parcial, terminaba estudiando historia de la cultura un viernes en la noche.

En vista de que él no se daba cuenta de que mis ocupaciones y preocupaciones empezaban cada vez que llamaba, me puse más dura y ácida. Si me llamaba y estaba en casa rascándome la barriga, le contestaba con voz de recién levantada y como sabía que odio que me despierten me ofrecía disculpas y me decía: sigue durmiendo, pequeña. Esa estrategia funcionó hasta que él empezó a preocuparse por la cantidad de horas que dormía y por cómo eso afectaría mi rendimiento académico, por lo cual decidió llamar a mi mamá, quien vivía para ese momento a 8 horas mi casa, para comentarle su preocupación por mí. No estoy mintiendo, eso sucedió. Llamó a mi mamá ¡MI MAMÁ!

El resultado de esa conversación entre mi mamá y Carmelo fue que ella me llamara histérica.

Mamá

(Con voz de persona muy molesta, mejor dicho arrecha)

Me acaba de llamar Carmelo

YO

(Aturdida)

¿Cómo? ¿Cómo para qué te llamó?

Mamá

(Más alterada)

Como para joderme en hora de trabajo.

YO

(Aturdidísima)

¿AH?

Mamá

(Gritando)

Mira Bea, a mí me importa poco la cantidad de horas que duermes, porque bla bla bla

YO

(Interrumpiéndola)

¿Horas que duermo? ¿Qué te pasa, mamá? ¿Estás loca?

Mamá

(Si me hubiese tenido enfrente este blog no existiera)

¿Loca? Loco está el HDP de Carmelo que me sacó de una reunión de trabajo para contarme que estaba preocupado por ti. Te repito NO ME IMPORTAAAAAAA

YO

(Avergonzada)

Mamá, de verdad no sé qué decirte. Lo que pasa es que él me llama a cada rato y siempre le digo que estoy durmiendo.

Mamá

(Susurrando en el teléfono)

Te repito que no me importa con qué clase de loco decidiste empezar a salir. Lo único que te pido es que le digas a Carmelo que a tu madre no le importa ¿Me entiendes? No le importa nada de lo que él tiene que decir. Es más dile que me cae mal, que lo quiero matar, que es un loco de mierda.

YO

(Tratando de explicar)

Ma, pero es que…. 

Mi madre colgó antes de terminar de hablar

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Un tipo de película

Cuando era niña siempre hablaba con mi mejor amiga de la infancia –Titi- sobre nuestro hombre ideal. Ella se enfocaba más en el aspecto físico y en el amor, él tenía que amarla más a ella que al revés. Por mi parte yo era un poco más exigente, no me importaba tanto el físico, pero quería que fuese inteligente, atento y sobre todo detallista. Quería que estuviese pendiente de todo lo que me gustaba y de todo lo que no me gustaba, que fuese romántico, pero sobre detallista.

Con el pasar de los años, me tocó mudarme a una ciudad más grande para empezar la carrera que quería estudiar y conocí a un hombre que encajaba perfectamente en lo que yo creía debía ser el novio perfecto para mí.

Carmelo y yo –Sí, se llamaba Carmelo- nos conocimos en una reunión que habían organizado unos amigos de la universidad en la que él estaba porque conocía a uno de los asistentes de la parranda, ese fue nuestro primer encuentro. De inmediato me di cuenta que yo le gustaba y a mí él me parecía todo un galán. Me invitó a bailar y pasó la prueba, bailaba divino. Nos divertimos un montón, pero cuando terminó la noche observé que él no me había pedido el teléfono y tuve la impresión de que quizá me había equivocado y yo simplemente le parecía simpática.

El día después de la fiesta en la que nos conocimos, recibí una llamada en mi celular y sorpresa ¡Era Carmelo! Había averiguado mi número telefónico. Me invitó a comer y me negué con la excusa de que estaba con unas amigas en mi apto y no las iba a despachar, a lo que él respondió: Tranquila yo llevo la comida a tu casa. Acepté y colgué. Segundos después me di cuenta que él no sabía mi dirección. Me sorprendió que no me hubiese llamado con voz de desorientado diciéndome: Eh, no sé dónde vives. 20 minutos después de haber hablado con él me di cuenta porqué no lo había hecho. YA LA HABÍA AVERIGUADO.

En lugar de preocuparme esa situación, la encontré genial ¡Justo lo que quería, un hombre detallista! Demás está decir que esa noche comimos junto a mis amigas y la pasamos bastante bien, de hecho se ofreció a llevar a una de ellas a su casa para que yo no tuviese que salir de noche por esta ciudad tan peligrosa – él era corredor de seguros y conocía las probabilidades de qué un caucho se espichara a la una de la mañana cerca de un barrio súper peligroso-. Otra señal que no ví

lunes, 15 de diciembre de 2008

Hablemos en serio

¡Ya basta! No soporto ver en todas las novelas venezolanas la figura del galán perfecto, no hablo sólo del físico, me refiero a las palabras que dicen y las cosas que hacen. No quiero sonar como una feminista estúpida que no cree en los hombres ni en el amor, porque no es así. Lo que me molesta es que quieran vender la imagen del hombre perfectísimo que se enamora de la niña buena en el primer capítulo y ya en el tercero le está diciendo lo mucho que la ama y cómo ella le ha cambiado la vida.

Sé que la realidad hay que maquillarla porque esas novelas son un elemento distractor para todas las amas de casa que, frustradas porque sus maridos no son ni la mitad de atractivos ni la mitad de caballeros que los de la mentada novela, viven sus fantasías a través de la protagonista, que además de hermosa es más buena que el pan y que enamoró al galán solamente con decirle Hola, al mejor estilo Jerry Mcguire.

Desde mi muy escasa experiencia amorosa –digamos 3 novios legales- puedo asegurar que ninguno me dijo que me amaba en nuestro segundo encuentro –el equivalente al tercer capítulo del culebrón-, no porque no lo merezca sino porque aún no veía venir esa posibilidad. Lo más cercano a futuro que podía ver el muchacho en cuestión era a mí metiéndome en su cama y que por no lograrlo tuvo que insistir y bueno terminó enamorándose.

Es que acaso no se dan cuenta que esas frases prefabricadas y esas actuaciones “románticas” ejecutadas por el protagonista para robar el corazón de la bella damisela, hacen cada vez más difíciles las relaciones de pareja ¿Por qué? Porque en lo más secreto la mayoría espera que el hombre de sus sueños -lo que ya es terrible- actúe como el galán venezolano, es decir que se acuerde de todas las fechas especiales, que le regale un carro nuevo cuando se conviertan en novios formales y que le pida la mano con un anillo de oro blanco y un diamante de 30000000 kilates. Y por su parte se despierta un sentimiento de frustración en los hombres, quienes se ven forzados a mentir sólo para tener una noche de sexo y sufren la desgracia de escucharnos llorar porque no se acordaron del primer aniversario de nuestra primera lluvia juntas, que no es lo misma que la primera vez que nos bañamos juntos bajo la lluvia.

Hablemos en serio, estas historias están haciéndonos daño.

 

domingo, 14 de diciembre de 2008

Currículum vitae

Nací de dos seres humanos extraordinarios, brillantes. Soy la única hija de mi madre y la séptima hija de padre. Tengo 7 hermanos de los cuales conozco a 4, de los demás no tengo ni idea, por lo menos sé que existen. Soy en extremo malcriada, supongo que por se hija única de una intelectual que parió llegando a los 40. Me deprimen los días lluviosos, aunque me gusta bañarme en la lluvia y el olor a tierra mojada. Me encanta el cazabe con queso de cabra. Amo la música, pero nunca sé lo que está de moda y siempre escucho lo mismo. Pasar un domingo rascándome la barriga mientras veo televisión es uno de mis mayores placeres. Siempre tengo la razón, sabemos que no, pero ¿Quién me contradice? Me gusta que me escuchen cuando hablo y que se queden con cara "Si eres inteligente, pana". Decir "Te lo dije" me llena, me parece lo máximo. Soy políticamente incorrecta. Siempre digo que estoy gorda, porque sé que no lo estoy. Me da pena que me halaguen, me pongo como un tomate. Soy torpe en la cocina, se me quema un corn flakes con leche. Soy divertida, ocurrente e inteligente. Me cuesta decir cosas como: te quiero, te amo, perdón; lo siento, son palabras muy profundas, no quiero gastarlas, las digo cuando realmente las siento. Me gusta bailar y lo hago bien, eso lo sé. Canto terrible, pero siempre canto. Me gusta viajar. Amo El Avila, lo amo. Mi día favorito es el miércoles, porque en la mañana aún es el inicio de la semana y en la noche estoy más cerca del finde. Me fascina la publicidad, es mi pasión. Me gustaría aprender a diseñar. Añoro montar bicicleta. Soy una cursi engavetada. A todas mis relaciones -de todo tipo- les pongo una canción. La playa me alegra. Odio el calor, lo odio, pero soy friolenta. Me gustaría leer más de lo que leo. No me gustan los tipos con mala ortografía. No me gusta ver a un hombre llorar, no me gusta ver a nadie llorar ¡Me paraliza! Soy pésima aconsejando, pero buena escuchando -siempre que no haya lágrimas-. Quiero tener dos hijos varones ¡Quiero ser la única mujer de la casa! A la mayoría de mis amigos los conozco desde los tres años. Tiendo a ser irresponsable si algo no me apasiona. Soy enrollada y un poco celosa. Me gusta la coca cola más que un buen vino. Fumo. Amo vivir, aunque me da miedo. Soy impulsiva y radical. Siempre quise tener un ápodo. Me gusta mi nombre, a pesar que cuando era pequeña me parecía que una mujer grande no podía llamarse así. Creía -8 años- que Al Pacino era El Padrino en italiano. Lloro si mi equipo pierde. Amo mi país, aunque no quiero vivir aquí. Me da miedo vivir, pero me aterra morir. Así soy, un mundo de contradicciones.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Rocola- Cancionero

Hoy tuve una tarde como hace mucho no tenía. Nos reunimos mi madre y dos de sus amigas -acompañadas de un buen whisky- a escuchar música. Luego de que el elixir escocés hiciera efecto, nos sentimos en la libertad de analizar, interpretar y adueñarnos de la pieza que más nos gustara. Fue así como terminé tarareando un vallenato -Sí, un vallenato- mientras escuchaba ese ritmo colombiano me identifiqué, me transporte al lugar en el que aquella trágica historia -como todo buen vallenato- transcurría.

Así pasamos la tarde, entre vallenatos, tangos, calipsos, rock, pop. Fue una tarde en la que Jorge Celedón sirvió de telonero a Pink Floyd y en la que Silvio y Madonna hicieron un dúo. Fue una tarde de descubrir, de disfrute.

viernes, 12 de diciembre de 2008

¡Vendo mi carro!

Como cualquier persona que quiere irse de su país, en busca de nuevas oportunidades,  concretar sus sueños o -como yo- de ampliar los conocimientos en el área en la que se graduó, tuve que buscar maneras de ahorrar dinero para poder irme, así que decidí poner en venta mi carro, el único bien material que a mis 22 años poseo. 

En vista de que las opciones en los clasificados me parecían costosas -no quiero gastar nada, soy agarrada- pensé que colocar un aviso en el vehículo en cuestión sería una opción viable, cómoda y sobre todo barata para hacer publicidad a mi carrito.

Hace una semana, mientras paseaba por las calles de mi ciudad, montada en la berenjena -así se llama mi carro- un muchacho, motivado por ese cartel de pacotilla pegado en el parabrisas trasero de mi vehículo automotor, bajó la ventana de su carro preguntando ¿En cuánto lo vendes? Pregunta que no pude responder de inmediato, debido a que estábamos parados en un semáforo en verde y los demás conductores no tenían ganas de esperar por nuestra negociación.

El muchacho (posible comprador) me pidió que me adelantara un poco, para estacionarme en una calle de servicio cercana. Así lo hice.

Una vez en nuestro punto de encuentro, mi madre me dice, "Hay que estar pendientes, porque ¿Y si nos roba? Nos saca una pistola y estamos listas. Somos dos mujeres solas". Después de esa Retahila, no me quedó más remedio que estacionarme, sin apagar el carro, manteniendo siempre un pie en el acelerador. 

Mi madre bajó el vidrio del copiloto, y ahí estaba, un moreno buenmozo que pasó de posible comprador a cita potencial. La charla fue amena, parecía más una clara declaración de Tú me gustas que una negociación seria ¡Justo en frente de mi madre! Demás está decir que no me compró el carro, pero justo dos días después de aquel miércoles me hizo sentir que sigo siendo atractiva. 

¡Hoy llamó!





Se empieza por aquí

El mundo del blog es completamente nuevo para mí, de hecho lo descubrí hace poco más de un mes cuando empezó oficialmente mi período como desempleada. Tenía mucho tiempo libre así que empecé a desvelarme buscando contenidos en la internet, una noche encontré un blog que me enganchó y me lo leí completo en sólo dos días -no soy lenta, el blog era largo- . Ahí, justo en ese momento, decidí que cuando me fuera del país iba a empezar a escribir una bitácora, porque es una manera de conocer gente. Además, si la empezaba desde ahora no tendría mucho qué contar, tengo una vida normal, unos amigos normales y un recién obtenido título en Comunicación Social. En fin, una vida tranquila, hasta el miércoles cuando recibí una sacudida de tapete, un giro brusco en el noveno inning que cambió los resultados del juego, que dejó en el terreno un montón de planes, de sueños, de locas ideas que me había planteado. Me quedé muda, helada, con mucho qué decir y nada por hacer.

Ese día me desperté temprano - cosa rara en estos días de ocio- me conecté al msn como por una cuestión de costumbre, es algo programado, prendes la PC y te conectas al msn, no tienes que hacer nada, sólo lo dejas abierto para ver qué pasa. Ahí estuvo mi error, yo no esperé, di el primer paso, lo vi y le hablé. Tenía tanto tiempo con ganas de saber cómo estaba, de saber si me esperaba -como yo esperaba que lo hiciera-. La conversación iba normal, un poco fría a decir verdad, pero normal. Sí note que ya no estaban las preguntas de siempre, las palabras bonitas, me preocupé, intuí que algo no estaba bien, por lo menos no para mí. Le hice la pregunta -la maldita pregunta- esa que hasta hace un mes me daba como ganadora. ¡Un mes! La conversación fue más o menos así:

Yo
¡Hola!

Fernando
¿Qué pasó?

Yo
Sí, quería saludar. Te vi conectado y te quise saludar.

Fernando
¡Qué raro! No es la primera vez que me ves conectado y ahora es cuando me saludas.

Yo
De hecho, es la primera vez que te veo conectado, es que siempre dejo el msn abierto y me voy a hacer unas cosas.

Fernando
Me olvidaba que ya no estás para esas cosas. Ahora sos importante, no tenés tiempo que perder.

Yo
No, no es eso, estuve un poco ocupada en el último mes. "La tesis" me tenía loca.

Fernando
Ok. aclarado el tema.

Yo
Fer, ¿Me puedes averiguar algo?

Fernando
Sí, dime

Transcurrió como una hora hasta que llegamos al punto en el casi me muero de la desesperación.

Yo
No, es diferente. Lo nuestro es diferente. Cuando esté allá, vamor a ver.

Fernando
No, lo nuestro no será diferente. Si quieres sólo nos daremos nuestras escapaditas, pero tú con tu novio y yo con la mía.

Yo
No, Fer. Sabes que no tengo novio, así no me manejo, pero no me habías contado ¿Tienes novia?

Fernando
Sí tengo novia y sí te había contado.

Yo
No, no me habías contado nada.

Fernando
Para los efectos es lo mismo. Tengo novia.

Yo
(Aquí entró la patética Bea, la que juré que nunca sería)
No sé qué decirte, me quedé helada. 

Fernando
Arropate, vos siempre tenés frío

Yo
(Nunca me había hablado así)
Sí, siempre tengo frío

Fernando
Me incomoda hablar de esto contigo.

Yo
Y a mí que lo hables conmigo. ¿Cómo se llama? ¿Dónde la conociste? ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me esperaste?

Fernando
Me cansé. No hiciste nada para que te esperara ¿Por qué durante este mes no me hablaste?

Yo
Ya te dije, estuve con la tesis, pero ¿Por qué el mes pasado me hablaste de nosotros y hoy estás con ella?

Fernando
No sé

Yo
No fue justo, no es justo.

Fernando
Justo o no, lo hice. No seas morbosa, no te voy a contar todo de ella.

Yo
¿Ya no me amas? ¿La amas a ella? Dime que es una broma.

Fernando
No es una broma. No sé si la amo, estoy bien con ella. Me trata bien. Me trata mejor que vos, es como quiero que sea. Me cansé de esperar que cambies y no lo hagas. Me cansé.

Yo
¿Me amas?

Fernando
Es abstracto

Yo
(Lo sé, patética)
No es abstracto, ¿Me amas o no? a ella ¿La amas?

Fernando
Si lo pones así entonces no Bea, no te amo. Sí Bea, sí la amo.


Fue así como ese miércoles me enteré de mi triste destino amoroso. Estoy condenada a los amores que no fueron, que no son y que no serán. Siempre seré la ex. La que amaron una vez, pero que será una foto más dentro de un álbum.